domingo, 29 de mayo de 2011

Sobre relaciones sociales, fetichismos y fantasmagorías

Nuestros clásicos decían: "las fuerzas productivas de una sociedad crecen, se desarrollan, se perfeccionan, en el transcurso de la historia, y este desarrollo está determinado, fundamentalmente, por el grado de desarrollo de las relaciones sociales".

Las partitocracias o partito-mercado-cracias, o plutocracias crean relaciones sociales de sumisión y viceversa. Las partitocracias profundizan el abismo entre los que toman las decisiones y entre los que no les queda otra que acatarlas. La horizontalidad entre los seres humanos, la igualdad queda suprimida. Es por ello que hay que combatir enérgicamente todo tipo de partitocracias o partito-mercado-cracias, o plutocracias, pues cosifican al ser humano, lo reifican.

"La categorización de cada modo de producción requiere que las relaciones económicas se definan como un tipo de relación social".

Marx, por ejemplo, nos alertaba siempre sobre la necesidad de estar alerta para no abstraerse de las relaciones sociales y técnicas subyacentes. Marx dice que esto conduce a la reificación (cosificación o Verdinglichung) de las relaciones económicas, y ve en el fetichismo de la mercancía un ejemplo primario.

Pero además de los ejemplos primarios, como el de la mercancía, hay otros múltiples tipos de fetichismos (devoción hacia los objetos materiales): Partidos, banderas, etc...

Estas devociones fetichistas reifican, cosifican al ser humano; lo sectarizan y le hacen alejarse de su función histórica (ejemplos de esto que digo sobran). Lo nuestro ha de ser NO aferrarnos a ningún tipo de fetichismo o fantasmagoría. Sobre esto último, en el trabajo de Marx y Engels sobre "La Guerra Civil en Francia" se insiste en que "la clase obrera no tiene ideales que realizar; su misión es simplemente liberar los elementos de la nueva sociedad contenidos en la vieja y decadente sociedad burguesa y coordinarlos hacia adelante".

Nosotros hemos de "liquidar este modo de producción como representantes que somos de las nuevas fuerzas de producción y de intercambio cuyo desarrollo está limitado por las relaciones sociales existentes".

Es por ello que Marx define el socialismo como "movimiento real que anula y supera cualquier estado de cosas existente", es por ello que Marx nos recomendara no cambiar libertad por igualdad ("nosotros no tenemos ninguna intención de cambiar libertad por igualdad"), pues para conseguir dar fin a este modelo de relaciones sociales, de producción e intercambio piramidales, jerárquicas y desiguales necesitamos democratizar la toma de decisiones y "someterlo todo a una crítica implacable". Nuestras propias actuaciones también.

He subrayado los aspectos fundamentales de mi reflexión. Se hace necesario entender que mientras no democraticemos las relaciones sociales y de producción ("La categorización de cada modo de producción requiere que las relaciones económicas se definan como un tipo de relación social"), mientras no las liberemos y nos liberemos de fantasmagorías y fetichismos, mientras no nos emancipemos de los mismos, seguiremos siendo esclavos, seguiremos estando sujetos a este modo de producción al que, como hasta ahora, no le hacemos ni cosquillas.

2 comentarios:

  1. Fetichismo de la mercancía: Fenómeno social/psicológico en el que las mercancías aparentan tener una voluntad independiente de sus productores.

    "El fetichismo, lejos de elevar al hombre por sobre los apetitos, es, por el contrario, la religión de los apetitos de los sentidos. La fantasía de los apetitos hace creer al adorador del fetiche que una cosa inanimada abandonará su carácter natural para acceder a sus apetitos. Por eso el tosco apetito del fetichista destruye al fetiche cuando éste deja de ser su más sumiso servidor".

    Cuando una parte, un momento, una determinación de una estructura se arroga ser la existencia del todo, el fundamento, el fin último, se cae en el fetichismo, en la absolutización de la parte fetichizada. Es por ello que el hombres (el absoluto en la historia) puede ser sacrificado en el culto de una parte, un momento, una determinación absolutizada: por ejemplo, la "propiedad privada" de la leña:

    "existe la posibilidad de que se maltrate a unos cuantos árboles jóvenes, y huelga decir que los ídolos de madera triunfarán, inmolándose a ellos los hombres".

    Para Marx, el hombre es el todo, el fundamento, lo que mide todo valor. Para los defensores del fetiche, la propiedad privada de los bienes es superior al hombre: han absolutizado, un momento, una parte, una determinación de la existencia humana como totalidad.

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  2. Marx se resistía a admitir el anuncio de la muerte de Dios. ¿Es cierto que en la época moderna han desaparecido los Dioses? Marx contesta que son falsas las pretensiones de ateísmo de la sociedad civil y se burla de la pretensión desacralizadora liberal en torno a que la autonomía de lo humano se encontraba alejada de la religiosidad.

    ¿En qué reside la religiosidad moderna? Apoyado en Marx, Bolívar Echeverría afirma que hay una religiosidad moderna que se basa en la presencia de objetos de eficiencia milagrosa o de presencia meta-física. Estos objetos son los fetiches modernos.

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