viernes, 1 de marzo de 2013

La radicalidad democrática es la apuesta política de los espacios ciudadanos de ruptura

Esta debería de ser una de nuestras prioridades en el momento presente, la relativa al análisis de qué está pasando y cómo abordarlo con una estrategia y metodología adecuada, y aglutinadora, que nos posibilite sumar juntos en una alternativa política que nos represente fielmente a ese 99% de la población que, actualmente, estamos huérfanos de referente político e institucional.

Pero para ello se necesita que clarifiquemos qué se ha de unir, pues no todas las culturas políticas que se denominan "izquierda" son compatibles.

Vivimos en una etapa en la que la parte más activa de la ciudadanía apuesta por la radicalidad democrática.

Una radicalidad democrática que la vieja izquierda política no entiende ni defiende. Radicalidad democrática en todos los ámbitos, tanto sociales como laborales, políticos e institucionales. Se trata de un cambio en la forma de relacionarnos. Como establece esa "diabólica" dialéctica de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción que descubriera Carlos Marx, al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad (entre ellas la ciencia y la tecnología) entran en contradicción con las relaciones sociales y de producción existentes (forma cómo nos relacionamos y producimos).

En el momento actual estamos desembarazándonos del modelo fordista en el ámbito político e institucional, también lo haremos en el productivo. Tendemos a establecer un modelo nuevo de relaciones sociales y de producción. La apuesta de los desposeídos de los medios de producción es, actualmente, la radicalidad democrática. Esto es, la socialización. Eso es lo que representa Syriza y el Movimiento 5 Estrellas. Esta radicalidad democrática no la encarna ni el PASOK griego ni el KKE; como tampoco la encarna la coalición de izquierdas de Bersani en Italia. Todo esto es lo viejo que ha de ser trascendido. En el Estado español tampoco representan esta radicalidad democrática las viejas partitocracias de la izquierda, ni el PSOE, ni IU-PCE, ni tampoco ICV-EUiA.

Mi frustración en relación al acto de Sevilla de Espacio Plural surge de ahí. Allí no percibí una apuesta clara por liderar ese proceso de radicalidad democrática que se está demandando por la ciudadanía más activa, comprometida y consciente. Observé un Espacio Plural cuyo propósito es construir una Izquierda Unida lavada y aseada (nacionalista y ecoidentitaria) pero con el único fin de autorepresentarse.

En Grecia esa radicalidad democrática y sin complejos la representa Syriza, una Syriza que no es el KKE; en Italia esa radicalidad democrática y sin complejos la representa el Movimiento 5 Estrellas. Tanto el Grecia como en Italia las viejas partitocracias tienden a unirse en un proyecto único, así lo mandata la Unión Europea: En Grecia ND-PASOK y en Italia PdL-PD. Berlusconi ya ha lanzado esa propuesta a Bersani.

Compromís también lo ha dicho, en Valencia lo más probable es que PP-PSOE tiendan a ello. Pues Compromís está ubicado en ese espacio de radicalidad democrática frente a los partidos del sistema.

IU-PCE no ocupa ese espacio de ruptura democrática frente a los partidos del sistema y a las evidencias me remito. En Andalucía es la muletilla del PSOE, en Extremadura la muletilla del PP y en Asturias está igual que a nivel del estado, ausente y sin liderar un proceso de acumulación de fuerzas que inviertan la situación. La única vida que percibimos en IU-PCE es la misma que se aprecia en ICV-EUiA, la de la autorepresentación de sus estructuras en el ámbito institucional.

A nivel estatal debería surgir, surgirá antes o después, una plataforma de emergencia, a modo electoral, que lidere políticamente la indignación. Pues la vieja izquierda tradicional (PSOE, IU-PCE o EP) no está demostrando capacidad ni legitimidad para hacerlo.

Como siempre digo estas son mis ideas que dejo a vuestro mejor criterio.

Recibid un abrazo.

Atentamente,
Javier Caso Iglesias | Analista Político y Activista Social

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